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lunes, 13 de septiembre de 2010

¿la iglesia del señor?

“Alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos” Hechos 2:47
Mmm… que paso desde esa época a ahora? ¿en qué parte, nos perdimos?
Es la pregunta que me hago yo, y creo que muchas otras personas. ¿dónde nos desviamos tanto?
Yo también me congregue por bastante tiempo, pensando que era lo mejor o incluso que lo no tan bueno que veía a mí alrededor, podría cambiar, que yo mismo podría ser parte del cambio, que no era tan malo. Por falta de conocimiento, continué en este ambiente eclesiástico tradicional, sin saber la verdad completa, o a veces peor, sin querer saber la verdad, era más cómodo.
Entonces tuvimos esta “mutación genética” de cristianismo, no somos ni la sombra de la iglesia primitiva, no se trata de simple y llanamente decir que el mundo cambio, o ese tipo de cosas, de que ahora las cosas son diferentes, entonces, Dios mismo cambio?
Iglesia, que proviene de la palabra griega Ecclesia : compañía llamada a salir, y me surge lo siguiente… no les decimos a las personas que aquí dentro del templo es lo mejor? No le presentamos la “iglesia” antes que a Dios, esa es la equivocación, o una de tantas, las iglesias actuales las cuales son llevadas por hombres, a manera de personas naturales, aunque en la antigüedad también fue así, era radicalmente distinto, en qué sentido? En el sentido de pureza del mensaje, no existían mayores intereses que el de dar a conocer el evangelio del reino de Dios a los demás, dar de gracia lo que por gracia les fue dado, la oportunidad de ser salvos, el tener la alegría de dar paz a otros, por medio de Cristo. Ahora entiendo las palabras de pablo cuando dijo… “Es cierto que algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buenas intenciones.
Estos últimos lo hacen por amor, pues saben que he sido puesto para la defensa del evangelio. Aquéllos predican a Cristo por ambición personal y no por motivos puros, creyendo que así van a aumentar las angustias que sufro en mi prisión. ¿Qué importa? Al fin y al cabo, y sea como sea, con motivos falsos o con sinceridad, se predica a Cristo. Por eso me alegro; es más, seguiré alegrándome” filipenses 1:15-18

E.J Aravena.
נְבִיא

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