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lunes, 1 de noviembre de 2010

La otra puerta

Existen un millón de alegorías y teorías con respecto a la puerta o las puertas que aparecen en la escritura, por ejemplo: Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Juan 10:7

No siempre un símbolo significa lo mismo en la escritura, esto es un principio de hermenéutica básica, conviene ver el contexto de cada cosa. Por ejemplo aquí Cristo se plantea como la única vía legal por el cual ser salvo, a diferencia de lo que planteaba el judaísmo, Cristo sostiene que el reino de los cielos se avía acercado. Lo que me insta a escribirles es para darles a conocer otra puerta,(y esto ya entra en el terreno de la revelación) la puerta que abre la adoración, desde otro prisma podremos ver, que la adoración es, aparte de ser una herramienta y arma de lucha, también es una puerta. Tenemos en la escritura muestras verídicas de lo que sostengo. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Revelaciones 3:20

Podríamos pasarnos la vida entera oyendo la voz de Dios, escuchando su llamado, incluso sabiendo cual es nuestro destino, nuestro propósito, ¿y si no abrimos la puerta?... ¿De qué sirve el llamado de Dios?.Absolutamente de nada.
La adoración, como algunos creen no es una canción Cristiana lenta, o para que meditemos en la letra, ni siquiera tiene que ver con la música (el no saber esto, para la Iglesia es letal) entonces se viene la pregunta del millón de dólares… ¿Cómo abro la puerta? Por medio de la adoración, ahora la adoración es un estilo de vida, que trasciende esta dimensión, en la antigüedad se decía que el rey David era un adorador, porque conocía el corazón de Dios, y aun así fallaba de la manera que lo hacía, ahora con el sacrificio de cristo tenemos la oportunidad de vivir con Dios dentro de nosotros, entonces no hay excusas para no ser adorador, ahora si somos el sacrificio, el altar y la ofrenda, lograremos ser adoradores, entendiendo este principio estaremos más cerca de ser abridores de puertas, adoradores, y el principio es el siguiente: habita, te entregas, mueres y renaces, como decía más arriba, Cristo nos dice: entraré a él, a nosotros, cuando aceptamos a Cristo en nuestra vida, es el paso uno, habita. El segundo es cuando tu espíritu se rinde al de Dios quien ya habita en ti, es donde te entregas, ahora viene uno de los cruciales, te mueres, si como lo lee, te mueres… “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;”
Romanos 6:8
Esto se trata del conocimiento de Dios, que el saber anterior que teníamos no era suficiente para ser realmente libres, como le paso a Nicodemo, quien reconocía a Jesús, pero su conocimiento de la ley le nublaba la visión, para darse cuenta de que este era el Cristo.
Y luego, renacemos en El, con el conocer a Dios, intimar, que nuestro deseo sea para el
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3
Teniendo claro este principio podremos abrir el infinito y recorrerlo completo, se expanden nuestros límites.
Esta es la puerta que espero ser abierta por siglos...y hoy esa llave esta en tus manos.






E.J Aravena.
Profeta.
נְבִיא

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